Deja que la vida te lleve de la mano y te sorprenda.
Estoy en esos momentos de la vida, donde se me presenta una encrucijada. Muchos, si les contara mi caso, tendrían muy claro qué hacer, pues el paso a dar es un salto al vacío; es dejar que la vida te lleve de la mano y te sorprenda. ¿Nos dejamos sorprender por ella? ¿Confiamos ciegamente que ella nos trae y traerá lo mejor para nuestras vidas? Viendo nuestros comportamientos y decisiones, más bien controlamos y nos negamos a soltar, a confiar; nos negamos a sentir-nos.
Soy un espíritu indomable; la niñez vivida me enseñó a confiar en la vida, me enseñó a esquivar golpes y a no rendirme a las primeras de cambio. No me digas que tenga miedo, que cierre mis manos a lo desconocido, que confíe en extraños que lanzan monedas al vuelo. No, no me digas que la seguridad está fuera de mí, pues soy hija de ella. No me digas que vale más pájaro en mano que cientos de aves volando. Déjame soñar, pero soñar en grande; sigo siendo esa niña que aprendió junto a su madre, a confiar en la vida, aunque por momentos fuera dura.
Suelto mis amarras, lanzo mis velas a todos los vientos, confío en la luz que desprende la luna, en mi camino por la vida, pues voy de la mano de una guerrera, guerrera que no tuvo miedo de la muerte, aunque la tuvo bien cerca. Ella me enseñó que las lágrimas limpian las heridas recibidas, que más vale permanecer en pie avanzando, que de rodillas. Tanto me enseñaste, tanto he aprendido…
No me asusta el mañana, vivo el instante, y es que la vida es tan bonita, que me dejo dibujar por ella. Dejo que sus tonos se entremezclen, crucen mis entrañas y salgan cual torbellino, inundando así a más corazones, a más almas.
No soy de este mundo de costumbres, de miedos irracionales e ilógicos, donde el que cree tener más poder, sin saberlo, es del mismo tamaño que todos. No soy de patrones preestablecidos, vacíos, sin sentido, sin rumbo fijo.
Déjame respirar aire puro, ser tocada por la brisa fresca de la madrugada. Déjame que el agua resbale por mis curvas, por mis arrugas, por mis canas. Déjame que siga dando saltos, que siga agarrándome a las estrellas y recostándome en las nubes. Déjame,déjame una vez más, que la vida me lleve de la mano y me sorprenda.