Querido Dolor
Querido dolor, por si no te has dado cuenta, no te he invitado a entrar en mi vida; te he cerrado la puerta.
Cada vez que lo haces, me dejas sin respiración y un sudor frío recorre mi corazón.
Me asusta el simple hecho de sentirte, de palparte, de conocerte, de respirarte.
¿Por qué insistes una y otra vez en venir a mi encuentro, si lucho una y otra vez, para que te olvides de que existo en este mundo incierto?