Vivimos enmascarando emociones
Vivimos enmascarando emociones. Nos negamos a sentirlas y a ahondar hasta lo más profundo de todas ellas. Nos auto engañamos pensando que están superadas, y cuando viene un acontecimiento que nos hace tambalear, florecen todas ellas. Dejan al descubierto nuestras heridas, heridas que hemos ido tapando por no vivirlas, por no sentirlas.
El miedo nos cohíbe, nos paraliza para que no nos paremos en ninguna de ellas. No quiere que la enfrentemos, porque si lo hacemos, ese miedo se desvanece y deja de ser; deja de gobernar, y entonces conoceremos que podemos vivir en paz, con total libertad y felicidad.
Desde aquí, querido lector, te animo a que cruces las barreras que te han estado imponiendo desde el momento que naciste. Muchas de estas barreras, (limitaciones), pasan desapercibidas.
Nos han enseñado más bien, a vivir en un mundo gobernado por el miedo, sin libertad para hacer y ser como realmente queremos.
Tememos ser rechazados en un mundo corrompido por la apariencia.
Nos venden que la felicidad se puede comprar, porque si tienes tal y cual cosa, entonces serás verdaderamente pleno, verdaderamente feliz.
Ante esto no nos paramos, no hemos sido enseñados a ello. ¿Parar? ¿Reflexionar? Andamos por inercia.
¿Alguna vez te has cuestionado tus creencias? ¿Creencias heredadas muchas de ellas que solo consiguen esclavizarte y anularte como persona?
La vida muchas veces intenta pararnos, intenta que despertemos, y nosotros, ciegos, nos quejamos por la vida que tenemos. Y es que, sin nosotros saberlo, la hemos formado; no la hemos creado. Porque la creación la da Dios; y es perfecta, inmutable, delicada y serena.
Cruza tus miedos; son solo eso, miedos. Miedos todos ellos infundados, que con solo enfrentarlos, se desvanecen y dejan de ser, dejan de herir, dejan vivir.
Da ese paso; uno cada día, uno con descaro. Porque si lo haces, el puzzle se irá montando y las piezas irán poco a poco encajando.
En el mar que te han trazado, sé tú la vela de tu barco; y la vida que es tu fiel compañera, te dará el viento para navegarlo.